Parece haber consenso entre expertos en que, puesto que la creatividad es una realidad compleja, compleja debe ser su evaluación. Esta obviedad, por correcta que pudiera parecer, podría albergar una falencia. Me explico. Los sistemas de evaluación de la creatividad se centran en presencias (indicadores, sujetos, procesos, manifestaciones, entornos, etc.), pero no tanto en sus rémoras, impedimentos o lastres, debido a los cuales, una creatividad rentable o brillante podría no elevarse, escorar su vuelo y accidentarse -y a todas sus presencias con ella-. Es como si a la hora de comprar un jarrón tendiéramos a fijarnos sólo en su aspecto -en el material y en su belleza- pasando por alto su oquedad, su porción de no-jarrón, gracias a la cual el recipiente, además de interesante, podría ser útil.
En estas líneas se propone un sistema de indicadores de lastres para completar la evaluación de la creatividad, desde una perspectiva complementaria a la convencional.
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