En la mayoría de los trabajos en (os que se estudian las consecuencias económicas de la moneda única se suele indicar que su introducción conducirás unos mayores niveles de integración de los mercados bancarios europeos. No obstante, los cambios ocurridos en el sector bancario europeo durante los años noventa no parecen corroborar tal apreciación, sino más bien la consolidación de una estructura financiera peculiar en la que coexisten instituciones que operan a nivel europeo/internacional, con otras que se especializan en determinados segmentos de mercado y/o áreas geográficas del mismo. La inexistencia de un sistema bancario plenamente integrado a nivel europeo podría tener consecuencias relevantes para la transmisión de loo impulsos de la política monetaria única, lo cual justifica en cierta medida el reciente interés por el estudio de la estructura financiera europea. El objetivo de este trabajo es poner de manifiesto que la existencia de una moneda única, así como de un fuerte impulso liberalizador y de armonización en el plano financiero, no resultan condiciones suficientes para la eliminación de la segmentación existente en los mercados bancarios. Para apoyar nuestro razonamiento teórico estudiamos la especialización regional de las entidades bancarias españolas en los años ochenta y noventa.
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