La flexibilización de los criterios de demarcación entre la ciencia y la política promovida por los estudios sobre ciencia y tecnología ha dado lugar al desarrollo de un campo de trabajo que explota la noción de "límite" o "frontera". En especial, la literatura sobre "organizaciones fronterizas" ha señalado algunos requisitos de una relación fructífera entre los ámbitos de la ciencia y de la política para la gestión de los problemas a los que se enfrenta la "ciencia post-normal" o "ciencia reguladora" contemporánea. Sin embargo, se olvida a menudo al público no experto en tanto que habitante de estos terrenos fronterizos. En este artículo se hace uso de la termino- logia derivada de la noción de "trabajo fronterizo" para defender su aplicabilidad a casos de participación pública, y al mismo tiempo se argumenta la necesidad de introducir a la sociedad como uno de los dominios, junto con la ciencia y la política, que se encuentran en las fronteras.
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