A partir de una aclaración de lo que hoy se entiende por "individualismo" se muestra que quienes defienden un individualismo responsable y una ética indolora, forma de moral triunfante en las sociedades con democracia liberal, se equivocan al proponerlos como los factores que hay que potenciar para proporcionar recursos morales a las democracias occidentales. Sin solidaridad no hay libertad universal ni ausencia de dominación. Como alternativa se esboza una moral del hombre enamorado, a la vez creador y responsable, que no necesita recurrir a obligaciones o sanciones.
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