Agustín Serrano de Haro Martínez
El empeño de claridad ilimitada del pensamiento fenomenológico no se distingue de la vocación de iluminar y orientar la acción humana en medio de la Historia y sus desastres. El redescubrimiento, nunca agotado, de las fuentes vivas del sentido (fenomenología genética) y la meditación sobre la experiencia radical del sentido (el mundo de la vida), sirven, de la mano del último Husserl, de Patocka, de Michel Henry, para sugerir que también la Historia terrible de nuestro siglo es, a la inversa, pieza básica de contraste de la vitalidad de la fenomenología.
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