Que ganar dinero es el fin último de una empresa está asumido por todos; matizarlo diciendo que más bien es crear riqueza, ya no tanto. Este es el primer error de concepto cuando se habla del buen gobierno de las organizaciones. Si éstas no tienen claro cuál es el objetivo al que se aplican y cómo quieren conseguirlo, posiblemente conseguirán acortar el camino para ganar dinero, saltándose un buen número de reglas técnicas y éticas, aunque su éxito sea tan efímero como mínimo sea su interés por respetar la ética de los negocios Aunque no es el actual el momento más perverso desde el punto de vista del mal gobierno en las organizaciones, sí que es cierto que se producen abusos que, además, reverberan mundialmente debido a la velocidad con que fluye la información de los desmanes cometidos por unos u otros. Por eso es necesario que se promuevan acciones que, tanto desde el ámbito legislativo como desde el formativo, sean capaces de acorralar las conductas de mal gobierno corporativo. Así, es bueno que el legislador promueva normas de defensa de criterios que faciliten el buen gobierno, como también lo es que las empresas y la sociedad misma promuevan comportamientos éticos que se aprovechen del valor multiplicador del ejemplo. Los departamentos de RR.HH., como departamentos de desarrollo de personas, tienen mucho que decir al respecto.
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