El objetivo de este articulo consiste en mostrar cómo la obra de Jules Michelet, en particular, La sorciére, presenta unos rasgos de emotividad, apasionamiento y lirismo que la alejan por completo de la crónica histórica positivista. En su concepción, la Historia existe por la proyección de una conciencia personal sobre la serie de acontecimientos que forman la trama de los siglos. Desde esta óptica, es como aborda el fenómeno de la brujería, encarnado en figura de mujer, en tanto que hecho histórico de indiscutible entidad, en ciertos periodos de la Historia occidental.
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