No cabe duda que los colegios de la Universidad Moderna �y especialmente los mayores� eran islas de privilegio en una sociedad en la que todo giraba en torno a la diferencia. Esto no sólo se trasluce en el mayor éxito social y profesional de los colegiales o en sus mayores posibilidades de acceder a una cultura más vasta, sino también en el rastro que han dejado para la posteridad. En otras palabras, la burocracia colegial en algunos aspectos era más completa y exhaustiva que la del Estudio; por lo cual podemos conocer mejor rasgos como la procedencia social de un colegial que la de un manteista.
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