Carlos Riaza Bermudo Soriano, R. Puente García, F.J. Quintero, Alfonso Chinchilla Moreno, Javier Correas Lauffer, M. Vega, J. Saiz
La Esquizofrenia es un síndrome muy complejo y heterogéneo formado por superposición de multitud de fenómenos que coexisten a lo largo de la evolución del proceso morboso en proporción variable. Gran parte de pacientes muestran en el momento de la eclosión de síntomas psicóticos algunos marcadores que hacen pensar que la enfermedad se asienta sobre un sustrato neurobiológico disfuncional (signos físicos y neurológicos menores, hallazgos en neuroimagen). La hipótesis del neurodesarrollo trata de explicar el modo en que algunos factores tempranos dañinos incidirían sobre los procesos del desarrollo cerebral normal (neurogénesis, proliferación neuronal, migración y establecimiento de redes neurales), generando cambios orgánicos duraderos capaces de justificar la clínica de los pacientes. Existen todavía grandes interrogantes acerca de la sensibilidad, especificidad, y valor predictivo de los marcadores biológicos, así como de su utilidad en prevención y detección precoz de casos. Sin embargo, algunos pacientes parecen sufrir un curso deteriorante después de la aparición de las primeras manifestaciones clínicas. La hipótesis neurodegenerativa aboga por la existencia de fenómenos patológicos de aparición más tardía y carácter progresivo, y que serian responsables de la progresión de algunas variables clínicas y de neuroimagen. El glutamato parece estar presente a lo largo de los procesos de desarrollo normal, y maduración cerebral postnatal, y posiblemente en la etiopatogenia de la esquizofrenia.
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