El empleo en la mayoría de las personas genera amplios beneficios psicológicos. Los avances científicos en el descubrimiento de la regeneración y estimulación del cerebro, la nueva visión integradora 'de la discapacidad y una sociedad que camina hacia el pleno empleo, hacen que se presente en el siglo XXI un escenario de nuevas oportunidades para todos, entre ellas, para las personas con trastorno mental grave. La eliminación de las barreras culturales, muy vinculadas a la discriminación y al estigma, será determinante para hacer realidad el deseo de un amplio número de estas personas. Sabemos que un 30-40% de estas personas con apoyo se mantienen en el empleo. A la luz de la revisión realizada los profesionales y las familias no deberíamos fijarnos tanto en las características de la persona, sino en la forma en que intentamos apoyarla para conseguir y mantener un empleo. Existe legislación referida a la integración laboral de este colectivo que plantea medidas a promover la misma; sin embargo, el altísimo incumplimiento que se da por nuestra parte hacen que se tornen en ineficaces. Debemos emplear técnicas que hayan demostrado su eficacia de forma científica. Múltiples expertos de distintos países, reconocen la validez de los contextos normalizados como el terreno propio de la integración social en su mas amplio sentido.
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