En este trabajo se argumenta que el principal problema de Europa, desde el punto de vista de la convergencia real con Estados Unidos, reside en que los países que tienen una productividad del trabajo más elevada presentan al mismo tiempo un grado de utilización del trabajo demasiado reducido, y en aquéllos donde el esfuerzo laboral es mayor, la productividad es demasiado baja. Además, tomados en conjunto, los europeos resultan «menos productivos» y «trabajan menos» que los estadounidenses.
También se analizan las causas de la ampliación de la brecha de productividad entre Estados Unidos y Europa a partir de 1995 y se proponen algunas reformas orientadas a mejorar la productividad y el grado de utilización del trabajo.
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