ADORNO hace la crítica de la industria de la cultura a través de la crítica del arte. La expresión de la obra de arte no es la de comunicar un sujeto, sino el temblor de la historia primigenia de la subjetividad del alma. La obra de arte es enigma y criptograma, una escritura jeroglífica, y es como si su código se hubiera perdido: su contenido está determinado en parte por esa pérdida. El arte completa el conocimiento en tomo a lo que es inasequible, desde ese impulso que es la mimesis, en la que el ser humano tiende a entregarse a la naturaleza, debilitando los límites del yo. Pero la industria de la cultura, que es industria de la diversión, supone la expropiación de la conciencia de los hombres, y sustituye la experiencia artística genuina por el arte inferior, testimonio del fracaso de la cultura.
© 2001-2025 Fundación Dialnet · Todos los derechos reservados