Acerca del carácter de Euclión, el protagonista de A ulularía, los críticos se han planteado la cuestión de si es en realidad avaro o no. En comparación con el avaro de Moliére, muchos han creído que no es un avaro, sino tan sólo un pobre (pauper) y un ser tacaño (parcus). Sin embargo, en el texto plautino hay pruebas suficientes de su avaricia; después de encontrar una olla llena de oro, se convierte en un nuevo rico que trata a toda costa de mantener intacto su tesoro; y eso es ser avaro. El lat. auarus no es sólo quien tiene el afán desenfrenado de adquirir riquezas, sino también quien manifiesta un temor enfermizo a perder la fortuna conseguida y rehúsa hacer uso de ella; en esta segunda acepción, Euclión es un auténtico avaro.
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