La reflexión metafísica del ser finito se sitúa dentro de la tradición occidental medieval, a saber, en la tradición platónica en su doble vertiente agustiniana y dionisiana. En primer lugar, en el itinerarium, se suponen dos esquemas complementarios: la metafísica ejemplar y la teología simbólica. La especulación del hombre sobre la cuestión de dios tiene su fundamento en el ejemplarismo como las relaciones expresivas entre dios trinitario y la criatura. El verbo ejemplar, medio metafísico y centro existencial, constituye el epicentro de este esquema. A este cuadro, y en segundo lugar, se añade la del símbolo integrando la triple causalidad del uno y el múltiple: emanación, significación y retorno.
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