La cabeza encantada de Don Quijote (II, 62) se examina en el contexto del lusus scientiae, un juego intelectual y científico que se popularizó entre las clases educadas del renacimiento para celebrar el ingenio humano y burlarse de la ignorancia. El lusus scientiae de don Antonio Moreno utiliza la tecnología para fabricar una ilusión entretenida que engaña a los ¿ignorantes¿ y revela que las ciencias ocultas (en este caso el sistema quijotesco del encantamiento) no son sino productos de la industria humana y la imaginación creativa. Por lo tanto, la cabeza encantada, como ejemplo de la eutrapelia or tropelía cervantina, divierte y enseña a la vez, convirtiéndose en alegoría del proceso retórico de leer.
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