Andrés Barge Gil, Ramón Núñez Sánchez, Aurelia Modrego Rico
La creciente presión competitiva sobre las empresas les obliga a mejorar constantemente sus procesos y los productos que ofrecen al mercado. Por lo tanto, la innovación se convierte en un requisito para la supervivencia y el crecimiento empresarial. Sin embargo, la capacidad de las empresas para innovar depende no sólo de la explotación de sus recursos internos sino también, y cada vez en mayor medida, de su habilidad para utilizar el conocimiento de otras organizaciones de su entorno. Dentro de estas organizaciones los centros tecnológicos desempeñan un papel clave.
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