Este trabajo intenta clarificar cuál debe ser el enfoque correcto de una ética de la globalización. La globalización debe ser humana, es decir, ha de contribuir a que pueblos e individuos puedan desarrollar sus capacidades individuales, satisfacer sus necesidades básicas y ver cumplidos sus derechos. Debe ser justa, de forma que sus beneficios se extiendan a todos. Finalmente debe ser responsable, ya que es obligación de todos (Estado y ciudadanos) hacernos cargo de la situación presente y futura de los que son más pobres y vulnerables.
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