Una catástrofe supone, además de la destrucción de bienes materiales, un daño sobre personas de tal magnitud que se puede comprometer la correcta asistencia sanitaria de los centros disponibles. En los últimos años hemos observado terribles atentados terroristas que cada vez nos afectan de una forma más cercana. A continuación se describe y analiza la actuación de un departamento de traumatología de un hospital universitario ante un ataque terrorista que ocasionó cerca de 2.000 heridos y 191 muertos. Las lesiones de las víctimas del atentado se caracterizaron, como es habitual, por la gravedad y extensión del compromiso tisular, e incluyeron heridas penetrantes, lesiones por estallido y quemaduras. El análisis crítico de catástrofes previas, descritas por colegas nuestros en la bibliografía, puede sernos útil para evitar errores futuros
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