El gobierno formado por el Partido Radical y la CEDA entre 1933 y 1935 supuso un «bienio negro» para la historiografía marxista, porque la coalición conservadora habría destruido las precedentes reformas sociales. Sin embargo, la izquierda había roto antes el orden constitucional de la II República. El gobierno conservador no fue el culpable del desencanto obrero, porque esto coalición de partidos políticos no derogó las reformas del primer bienio. Se incrementoron las partidas presupuestarias dedicadas a la educación en este periodo y la CEDA defendió en el Parlamento proyectos de ley sobre el seguro de desempleo, una ley de haberes del clero y un ambicioso programa de obras públicas. De hecho, el conflicto social comenzó en el primer bienio, liderado por el presidente Azaña. La lentitud en la aplicación de la reforma agraria por porte de socialistas y republicanos provocaron la rebelión de los anarquistas en el primer bienio
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