La falta de trabajo en una sociedad que se basa precisamente en el trabajo productivo, da pie al autor para reflexionar sobre el propio concepto de trabajo a lo largo de la historia hasta llegar a Adam Smith, quien eleva el trabajo al estatuto teórico-social que aún hoy le es reconocido. La paradoja a la que se refiere el título se produce en el momento en que la reducción del trabajo concebido, según A. Smith, como «tiempo de trabajo», no redunda en menos horas de trabajo sino, pura y simplemente, en menos trabajadores, es decir, en desempleo y en el fin del sueño de la civilización del ocio.
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