La escuela es responsable del desarrollo integral del individuo, y este es el fin último de la educación. Entre las distintas capacidades que deben desarrollar los niños se encuentran las habilidades para relacionarse. En el artículo se propone una intervención globalizada de todos los responsables en la formación de los alumnos y se establecen dos niveles de intervención, uno compensador para aquellos alumnos que presentan problemas en la interrelación, que sería desarrollado por el orientador del centro y un especialista en Salud Mental Infantil, y otro preventivo, destinado a todos los alumnos y lo llevarían a cabo los profesores tutores en colaboración con el orientador y el especialista en S.M.I.
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