La patología venosa es muy amplia, a pesar de lo cual y reduciendo al máximo, podemos representarla por la insuficiencia venosa crónica, auténtica 'plaga bíblica¿ de nuestra época, con una prevalencia increíblemente elevada, la enfermedad tromboembólica venosa y la principal complicación de ambas patologías, las úlceras venosas de las piernas.
Para tratar todos estos procesos se han utilizado infinidad de fármacos, tanto de forma tópica como sistémica, aisladamente y en asociación, a veces, de varios de ellos. La utilización de fármacos venoactivos es una práctica muy arraigada, pero que, sin embargo, no goza de la aquiescencia de las administraciones sanitarias porque, según ellas, no gozan de niveles de evidencia y, por tanto, los consideran fármacos de bajo interés terapéutico (BINE). Es cierto que mejoran más los síntomas que los signos y, por ello, sus efectos son difíciles de objetivar; por otro lado, la industria farmacéutica se equivocó tácticamente al producir medicamentos baratos, lo que no les ha permitido realizar grandes ensayos clínicos que aportasen niveles de evidencia.
Para el tratamiento de las úlceras se ha desarrollado mucho la terapia tópica, apareciendo un sinfín de parches, apósitos y curas también de difícil evaluación, pero que cubren un importante papel en la actualidad. Sin duda, el grupo de fármacos de mayor éxito de los que se utilizan en patología venosa son las heparinas y, en concreto, las de bajo peso molecular, que gozan de indudables niveles de evidencia, pero que han dado lugar a una despiadada guerra comercial, en la que han irrumpido las administraciones sanitarias; éstas, haciendo oídos sordos a la designación que la Organización Mundial de la Salud hace años, al afirmar que no son iguales unas a otras, las equiparan y las adquieren por concursos a precio. No obstante, es indiscutible que son fármacos en los que es posible la eficiencia. Por último, la escleroterapia, en patología venosa, puede considerarse como una ¿terapia de diseño¿. Su utilización está muy contaminada por charlatanes y chantadores de venas, y esto es así por su enorme accesibilidad, que hace que, a corto plazo, al menos, dé buenos resultados en casi todos los casos, se haga como se haga. No obstante, es una terapia de gran utilidad, a la que es posible y necesario dotar de bases científicas de indicación y ejecución.
Todo esto va a tratarse en esta mesa redonda por cuatro expertos en la materia, profesionales avezados en sus aplicaciones y que van a exponer las bases racionales del uso de tales medicamentos, para que más tarde se pueda entablar una exhaustiva discusión sobre los temas.
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