Alfredo Pablo Floristán Imízcoz
El Brazo de la nobleza en las Cortes se reorganizó profundamente después de 1512, porque nunca existió una "nómina antigua" previa a la conquista. Los virreyes incorporaron un buen número de familias nuevas hasta mediados del siglo XVI, ejerciendo un importante patronazgo. El control de los ingresos se ejerció, más adelante, desde Madrid, aunque con participación del Reino. Durante el siglo XVII se renovó profundamente el Brazo Militar, duplicándose el número de sus miembros, mientras en el XVIII se anquilosó y contrajo. El servicio a la Monarquía, sobre todo con las armas y también con las letras, facilitó la formación de una elite de familias hidalgas, con intereses en el país y, a la vez, experiencia de las necesidades de la Monarquía, y que compartía sus objetivos. De este modo, constituyó un interlocutor bien preparado para llegar a acuerdos con el rey, lo que ayuda a explicar la pervivencia de las Cortes en el primer cuarto del siglo XIX.
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