Introducción. Se analizan clínicamente la disfemia (DF) y la tartamudez adquirida (TA). Objetivo. Valorar si la TA constituye una variante de la DF, o si se trata de una entidad con un elemento en común: el habla tartamuda. Pacientes y métodos. Se estudian 13 pacientes con TA y 36 con DF. Además de la valoración clínica, a cada paciente se le practicó un electroencefalograma (EEG) y una tomografía axial computarizada (TAC) craneal, con un especial interés en la presencia de síntomas/signos secundarios, el perfil de lateralidades y los antecedentes patológicos, personales y familiares. Resultados. En ambos grupos hay un notable predominio de hombres. La TA se inició bien en la infancia o desde cualquier edad; la DF, sólo en la infancia. La patología orgánica más frecuente para la DF y la TA fue el traumatismo craneoencefálico grave, seguido de la anoxia/hipoxia cerebral, el accidente vascular cerebral (AVC) y otros. Un elemento importante, en ambos grupos, es la presencia familiar de tartamudez y elevados porcentajes de zurdera manual. En la TA todos fueron diestros. En ningún paciente con inicio de la TA en la infancia mejoró ésta o cedió en la adolescencia. Conclusiones. Tanto la DF como la TA constituyen una tartamudez ¿neurogénica¿, puesto que se han demostrado patologías orgánicas y/o funcionales en ambos grupos, lo que invalida el término ¿desarrollo¿, dado que la TA también se presentó en la infancia. Para la DF y para la TA existe un elemento común: una predisposición genética, sobre la cual la patología orgánica/funcional desencadena el cuadro clínico, sin proponer una explicación para la ausencia de tics en la TA.
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