Se expone un programa de educación intercultuiral llevada a cabo en un instituto, a través del cual se pretende que los propios alumnos evidencien los prejuicios y el doble lenguaje y la anbigüedad cognitiva y emocional que con cierta frecuencia mantienen los componentes de los grupos sociales mayoritarios en relación a las personas de las minorías étnicas.-- En la segunda parte se destaca que para que el interculturalismo no se quede en retórica vacía y autocomplaciente y, lo que es peor, en renovado disfraz del racismo, debe asumir el reto de apostar por la convivencia en condiciones de igualdad y cooperación, frente a cualquier dinámica de exclusion y guetización
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