En La religión dentro de tos límites de la mera razón, Kant realiza una aguda crítica del fenómeno religioso:
lo depura de elementos extraños, reivindica la importancia de la moral y, por ultimó, lo reduce exclusivamente a mural. El artículo describe este análisis y lo confirma y amplia mediante una indagación en la posición personal de Kant con respecto a la religión en general, y al cristianismo en particular, que parece mostrar no sólo indiferencia sino hostilidad. En las conclusiones se cuestiona la necesidad y el sentido de esta reducción a moral y se postula que, sí bien hay ideas sugerentes en la crítica kantiana, sus tesis más radicales no resultan vigentes en una sociedad pluralista que incorpora un modelo religioso evolucionado.
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