América Latina vive una tendencia altamente notoria al debilitamiento de la democracia y, en consecuencia, al fortalecimiento de rasgos autoritarios en los gobiernos. Pero de ningún modo puede decirse que las instituciones democráticas hayan sido socavadas únicamente por los gobernantes. En todo el espectro de actores sociales y políticos se encuentran inclinaciones autoritarias y conductas antidemocráticas. En muchas partes hay fuerzas antisistema en marcha. ¿Estará el futuro latinoamericano caracterizado por democracias sin demócratas? ¿O los «nuevos sujetos sociales» trazarán un mejor rumbo para la democracia? Los gobiernos de izquierda enfrentan la compleja tarea de contrarrestar el fortalecimiento del autoritarismo y la antipolítica mediante el aumento de las posibilidades de participación.
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