El autor se propone tratar el tema fundamental de la relación existente entre la bioética -que se ocupa particularmente de determinar el carácter moral de los actos humanos en relación a la generación, el desarrollo y el cuidado de la vida y de la salud de la persona humana- y la teología, es decir; el estudio disciplinado de Dios y de todos los otros seres en su relación con Dios. El acercamiento a la cuestión tiene su punto de partida en el reconocimiento de lo crucial que es el tema del significado de la persona humana.
A una posición monista(1) de cuño teológico y católico, la bioética contemporánea muchas veces opone una concepción dualista, que tiene su punto crucial en la idea del cuerpo como instrumento, más que como bien intrínseco de la persona. El autor propone una crítica de esta visión.
La segunda parte del artículo está dedicada a la moralidad de los actos humanos, tema que vuelve a desarrollarse a partir de la contraposición entre la visión de la teología católica y la de gran parte de la bioética contemporánea, que tiene una mala disposición hacia los absolutos morales y los actos intrínsecamente malos, y es la promotora de la teoría del consecuencialismo ético claramente individualista. Precisamente es ese riesgo de arbitrariedad lo que es objeto de crítica en una concepción semejante, incapaz de abrirse al significado real de la libertad humana.
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