La vivienda no se constituye únicamente por sus límites y formas físicas sino que existe una extensión de los espacios hacia los lugares donde se vive y donde se interacciona comunitariamente, dando lugar a la creación de un entorno social y culturalmente determinado. Los procesos autoconstructivos, aun en pequeña escala, juegan un papel muy importante en la creación de ese entorno ya que en ellos se prefiguran aspectos como las técnicas y el diseño arquitectónico que una vez concretados pueden establecer una cierta identidad del grupo autoconstructor y, por ende, manifestarse como contraparte de la arquitectura especializada.
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