Es evidente que no puede hablarse de una pedagogía limitada a la simple transmisión de conocimientos, porque hacerlo implicaría tratar de educación y ésta constituye un terreno que rebasa el de los simples conocimientos. Efectivamente, el conjunto de conocimientos transmitibles no son más que un aspecto de la formación del hombre y, que por sí solos, pueden crear eruditos sin llegar a desembocar en una cultura. Desde luego, es indispensable que la pedagogía se sirva de los conocimientos para conseguir una educación y proporcionar una cultura, pero no se limita a la simple transmisión de esos conocimientos. Por otro lado, está claro que cualquier tipo de conocimientos incluye siempre ciertos juicios de valor; así cuando Galileo establecía sus teorías sobre la rotación de la Tierra, implicitamente estaba aceptando una determinada posición filosófica.
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