Con el presente ensayo se analiza los efectos que el proceso de integración europea ha tenido sobre las administraciones públicas de los países de la región. El argumento central del mismo es que, ante las presiones y fuerzas de la llamada ¿europeización¿, las tradiciones administrativas y los marcos institucionales de los países de la Unión Europea han servido como ¿filtros¿ y han impedido la formación de un modelo administrativo convergente. El ensayo muestra, mediante argumentos teóricos y ejemplos concretos, que los aparatos administrativos nacionales se han adaptado de forma diferenciada, dando pie a que la divergencia administrativa, y no la convergencia, sea el resultado observable del proceso de integración.
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