Este artículo se refiere a la creciente importancia que se ha dado a los niños, como persona humana, con igualdad de derechos. Relata cómo la Asamblea General en 1959 proclama el valor y dignidad del niño como persona humana y la necesidad de otorgarle la debida protección para su crecimiento y desarrollo y luego en noviembre de 1989, la aprobación de la Convención sobre los Derechos del Niño, con carácter de convención de derecho, con poder vinculante y obligatorio cumplimiento para los Estados ratificantes, los cuales ya ascienden a 179, constituyendo uno de los más grandes éxitos de las Naciones Unidas en estos primeros cincuenta años.
En declaraciones aprobadas en distintas conferencias y cumbres mundiales queda de manifiesto que el respeto a los derechos humanos se considera base de la convivencia, la seguridad y la paz, y condición indispensable para el desarrollo y el progreso económico y social. Es así como en la Cumbre Mundial de la Infancia, en octubre de 1990 en Nueva York, los 75 países asistentes se comprometen a ratificar la Convención de los Derechos del Niño, y a formular planes nacionales en favor de la infancia, fundamentalmente en las áreas de la salud, la nutrición y la educación infantil. El reto de hoy es cómo pasar de la masiva ratificación a la masiva implementación.
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