Olga Gutiérrez Martínez, María Carmen Luciano Soriano, Miguel Rodríguez Valverde
El interés por la dimensión funcional diagnóstica del trastorno de evitación experiencial (TEE) se ha extendido rápidamente en los últimos años, a la par que se han generado estrategias clínicas que han evolucionado desde el objetivo de la terapia cognoscitiva de la conducta, centrado en el cambio del contenido cognoscitivo o de eventos privados, hacia un nuevo foco centrado en el cambio de los contextos verbales que mantienen la relación que el paciente establece con esos contenidos cognoscitivos. Esta nueva vía de terapias está siendo conocida como ¿tercera generación¿. Los resultados iniciales que se han derivado de estas aproximaciones a la psicopatología y su tratamiento, son prometedores y resaltan la necesidad tanto de un análisis específico de los contextos verbales, base del TEE (la literalidad, la valoración, las razones cognoscitivas como buenas causas de la acción, y, consecuentemente, la acción dirigida a regular o controlar tales eventos privados), como de los contextos verbales que definen los métodos clínicos que llegan a producir la alteración de funciones en la Terapia de Aceptación y Compromiso (ACT). En este artículo se aborda el TEE en un análisis más específico sobre los contextos verbales que le sirven de base. Y se presenta brevemente ACT como terapia dirigida a alterar tales contextos verbales, resaltando los métodos clínicos de cambio contextual orientados a la transformación de funciones y, así, al cambio de la relación funcional entre cognición y acción, es decir, la ruptura de la regulación verbal destructiva.
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