El objetivo de este artículo es examinar el contexto financiero en el que deberá desenvolverse en los próximos años la política regional comunitaria. Con este propósito se analizan en primer lugar los aspectos cuantitativos de los resultados del Consejo de Berlín, efectuando una comparación con las propuestas realizados por la Comisión en su Agenda 2000 y con los resultados que se obtuvieron en su día en el Consejo de Edimburgo en 1992. En segundo lugar, el artículo hace una reflexión de las cuestiones cualitativas referentes a las prioridades que deben orientar al gasto estructural.
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