Durante el cuarto trimestre de 1999, la tasa de variación anual del IPC prosiguió la evolución alcista iniciada a principios de año y terminó en el 2,9 por 100, cuatro décimas más que en el pasado septiembre. Este incremento se debió a los componentes que en los tres trimestres anteriores fueron responsables de la aceleración del Indice General, los precios de los combustibles y carburantes y los de la alimentación. Frente a la presión alcista ejercida sobre el IPC general por sus elementos más volátiles, el resto de los componentes, los bienes industriales no energéticos y los servicios, que suelen tener una evolución más regular, recortaron su tasa de variación interanual en una décima respecto al trimestre precedente pero la mantuvieron estable en ese período, lo que puede ser una señal de que el proceso de desaceleración que registraron a lo largo del año puede estar agotándose.
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