El capital social es un concepto que hace referencia al conjunto de redes sociales y a las normas de reciprocidad asociadas a ellas que, al igual que el capital físico y el capital humano, crean valor tanto individual, como colectivo. Esta concepción no implica que la propia creación de normas genere por sí misma capital social, sino que éstas deben conducir a la cooperación entre grupos y, por tanto, se relacionan con virtudes como la honestidad, el mantenimiento de compromisos, el cumplimiento de los deberes y la reciprocidad. De ahí se deduce claramente su conexión con la rentabilidad socioeconómica de la ética, en la medida en que determinados comportamientos morales provocan un incremento en el capital social de un país, lo que influye positivamente en su crecimiento económico y en su productividad. La introducción del capital social en el análisis económico y, más concretamente, los aspectos éticos en los que se apoya constituye el objeto de este artículo.
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