El Código Penal español de 1995 exige, para castigar al sujeto que padece una anomalía o alteración psíquica o se halla en un estado de intoxicación plena o un síndrome de abstinencia (arts. 20.1 y 20.2 respectivamente), la capacidad de comprender lo ilícito del hecho y de actuar conforme a esa comprensión. En este trabajo trato de analizar las diferentes situaciones en que el consumidor de drogas puede encontrarse en el momento de cometer una infracción penal y de cómo afecta ello a su imputabilidad. A partir de lo anterior, llego a algunas conclusiones. Por otra parte, he consultado gran parte de la doctrina jurisprudencial dictada tras la entrada en vigor del Código Penal del 1995, con el objetivo de comprobar la tendencia en esta materia. En algunas ocasiones, mis conclusiones y sus planteamientos serán parecidos pero, en otras, son sustancialmente diferentes.
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