Vitoria, España
El desorden económico y social que se ha conocido en épocas pasadas ha ido acompañado también de un desorden territorial. Compañía inevitable cuando no solo no se establecen las prioridades económicas y por tanto los objetivos a alcanzar, si . no que no se reflexiona acerca del modelo territorial que se debe propiciar. Todo ese conjunto de sinrazones ha posibilitado desequilibrios, déficits y degradaciones difíciles de reparar. Se impone, por tanto, siguiendo reflexiones europeas, la confíguración de un modelo territorial democrático, global, funcional y prospectivo. La próxima década debe ser el escenario temporal de un desarrollo económico programado e integrado en el esquema propositívo derivado de una diagnosis y planificación territorial. Es una deuda con las generaciones futuras
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