La realidad en que vivimos nos plantea un reto formidable: ser testigos del Evangelio en el hoy y en el ahora del mundo. Las páginas que siguen quieren ser una reflexión serena y clara sobre la situación de la vida consagrada en general y agustiniana en particular, resaltando la necesidad que tenemos de abordar una profunda renovación fundamentada en criterios religiosos, partiendo de la centralidad cristológica y la referencia eclesial. Desde el convencimiento de que el carisma agustiniano está vivo, tiene una vigencia sorprendente y una excepcional actualidad, la vivencia creativa del mismo hará posible una renovada ilusión en la vida religiosa agustiniana, capaz de ofrecer una respuesta valiente y eficaz a las necesidades de la sociedad actual. De este modo, la Orden de San Agustín permanecerá viva y fecunda a través de las circunstancias cambiantes de los tiempos y de la historia.
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