El nacimiento de la Inquisición se produce en un contexto de radicalización de la lucha contra la herejía. Esta última es presentada como el peor de los enemigos del interior de la sociedad cristiana, justificando así su persecución y eliminación. La Inquisición se convertirá en un arma poderosa al servicio de esta causa que sirve, a la vez, la consolidación del poder religioso y del laico, en una época cuya tendencia era a la construcción centralizadora y autocrática del poder. El establecimiento y la acción de la Inquisición en Languedoc contra los Albigenses se debe comprender como iniciativa participando a estos objetivos.
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