Los intentos de globalización de todos los imperios y colonizaciones se llevaron a cabo desde la anulación de la diferencia y la imposición de una homogeneidad arbitraria, todo lo cual aumentaba el resentimiento, la lucha de contrarios, y que ha imposibilitado anular la violencia entre grupos. El extranjero, el extraño, impele a contrastar aquellas costumbres con las propias, obliga a dudar de las convicciones, lo que genera la angustia y el miedo que subyacen en todo conflicto. A la luz de este razonamiento, se analiza el paso del odio a las acciones violentas deteniéndose en el caso de los jóvenes como protagonistas de este tipo de actos, y se examina el tratamiento de este tipo de delitos desde el ámbito jurídico penal.
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