El presente estudio fue llevado a cabo en el Ingenio Santa Rosalía, localizado en la región de la Chontalpa, estado de Tabasco, México. Su área de abastecimiento abarca 9670ha de caña de azúcar, en las cuales se ha aplicado por más de 32 años la dosis de fertilización 120-60-60, sin considerar la variedad y el tipo de suelo. El rendimiento promedio obtenido en la zafra 2002/2003, utilizando la dosis de fertilización referida fue de 60t/ha (CNIAA, 2003), inferior al obtenido por el Ingenio Dos Patrias, ubicado en el municipio de Teapa, Tabasco, para la misma zafra (80t/ha). En la región de la Chontalpa se han obtenido rendimientos experimentales de caña de 150, 130 y 110t/ha para el ciclo plantilla, soca y resoca, respectivamente, utilizando la dosis de fertilización de 160-80-80 en las variedades Méx 69-290 y SP 70-1284 (Salgado et al., 2000a, 2003b). Esto ha conducido a una revisión del programa de manejo agronómico del cultivo de caña de azúcar en el Ingenio Santa Rosalía. Entre las metodologías utilizadas para determinar la dosis óptima económica se encuentra la de recomendaciones específicas por agrosistemas, la cual consume mucho tiempo y recursos económicos (Etchevers y Volke, 1991).
En la última década las metodologías para generar recomendaciones de dosis de fertilización han recibido atención preferente de especialistas en fertilidad de suelos (Etchevers y Volke, 1991; Rodríguez, 1993; Salgado et al., 2000a) y de economistas, debido a la creciente necesidad de utilizar con mayor eficiencia los fertilizantes (Volke y Etchevers, 1994; Martínez y Martínez, 1996), al incremento de sus precios y al imperativo de conservar el ambiente (Weier et al., 1996; Salgado et al., 2001).
Uno de los enfoques que ha recibido un énfasis especial, por su sistema integrador, es el Sistema Integrado para Recomendar Dosis de Fertilización (SIRDF), que consta de ocho fases (Salgado et al., 2000b; Palma-López et al., 2002):
1- Diagnóstico del campo cañero para determinar la presencia de plagas, enfermedades, malezas, excesos de humedad,y áreas con o sin población de tallos homogénea.
2- Caracterización climática para definir áreas con la misma precipitación de acuerdo a los polígonos de Thiessen (Tabios y Salas, 1985).
3- Estudio agrológico para definir los principales grupos mayores y/o subunidades de suelo en el área de influencia del ingenio (FAO, 1999; Soil Survey Staff, 1998).
4- Muestreo de suelos para caracterizar la fertilidad de cada una de las unidades de suelos y, calcular el suministro de N, P y K del suelo (Salgado et al., 1999).
5- Estimación del rendimiento potencial a partir de un muestreo de biomasa área en cada una de las subunidades de suelo. Se determina la producción de materia seca de tallos y paja, así como la concentración de N, P, K, información necesaria para estimar la demanda de nutrientes por subunidad.
6- Determinación de las dosis de fertilización utilizando el modelo conceptual.
Las bases del modelo indican que para alcanzar un máximo rendimiento por condición agroecológica, se debe satisfacer el balance entre la demanda del nutriente por el cultivo (DEM) y el suministro que hace de éste el suelo (SUM). Si la demanda de un nutriente es mayor que el suministro, se producirá un déficit que es necesario suplir con fertilización. Cuando la demanda es menor que el suministro, se aplicará una dosis para mantener la fertilidad del suelo y el rendimiento de caña, con base en criterios agronómicos y experiencia regional. La dosis de fertilización (DF, en kg/ha) en situaciones de déficit nutritivo estará definida por la demanda, el suministro y por la eficiencia de aprovechamiento del fertilizante por el cultivo (EF), ya que solo parte del nutriente aplicado es aprovechado. El modelo operativo para calcular la dosis de fertilización, se resume en la ecuación (Rodríguez, 1993) DF = (DEM-SUM)/EF donde DEM: cantidad teórica, en kg/ha, que un cultivo requerirá para alcanzar el máximo rendimiento con cierto grado de probabilidad y se calcula, en general, con base en el requerimiento interno crítico del cultivo y, a veces, a 90% de éste y la producción de biomasa asociada a dicho rendimiento; SUM: capacidad del suelo, en kg/ha, para aportar el elemento;
y EF: eficiencia de la planta para absorber el nutriente disponible. Para el N el suministro depende de factores de suelo y clima que afectan la mineralización de la materia orgánica del suelo y de los residuos de cosecha del ciclo anterior;
para el P el aporte depende de factores del suelo, como su capacidad de fijación y de manejo, en relación con fertilizaciones previas y su acumulación en los reservorios lábiles y no lábiles.
La eficiencia de absorción de cada nutriente por la planta depende del tipo de sistema radicular (densidad de raíces para el caso de P y K, y profundidad para el caso de N (Rodríguez, 1993). Un índice de suministro de nutrientes por el suelo (SUM), para el P y K, lo proporciona el análisis de suelo. Sin embargo, para el N, Rodríguez (1993) consideró que el suministro no es adecuadamente medido mediante índices químicos, y que más bien es función de los residuos de cosecha y las raíces incorporadas, así como del N inmovilizado de la fertilización del ciclo anterior, cuando el sistema se encuentra en equilibrio. Para el caso del P, el suministro es cuantificado a través del método de Olsen, conjuntamente con la eficiencia de absorción del cultivo, según el tipo de sistema radical; y para el K se mide la forma intercambiable y la capacidad tampón del suelo, y la eficiencia de absorción del cultivo, según el tipo de sistema radical. La eficiencia es la cantidad de nutriente del fertilizante aplicado al suelo que es aprovechado por la planta y depende de factores como el tipo de cultivo, clase de suelo, la fuente de fertilizante, la época y forma de aplicación.
7- Generación de las recomendaciones de manejo de fertilizantes tomando en consideración la unidad de suelo, el pH, y las fuentes de fertilizantes (Salgado et al., 2000b).
8- Establecimiento de parcelas de validación de las recomendaciones de fertilización, para lo cual se selecciona una parcela por unidad de suelo, se fertiliza con la recomendación y se verifica el estado nutricional a los 3 meses y los rendimientos de caña al momento de la cosecha.
El objetivo del trabajo fue generar recomendaciones de fertilización por subunidad de suelo a través del Sistema Integrado para Recomendar Dosis de Fertilización (SIRDF) en el Ingenio Santa Rosalía (ISR) de Tabasco, México.
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