La idea principal de este artículo es considerar la variedad urbana como una cualidad intrínseca de la ciudad, relacionada directamente con la calidad de vida. Se trata de una condición necesaria aunque no suficiente de la calidad de vida. El proceso de desarrollo económico actual ejerce una influencia perversa en la ciudad al provocar la división de la ciudad en piezas homogéneas, separadas social, funcional y espacialmente; y promover, al mismo tiempo, la expansión urbana y la degradación de las áreas centrales de la ciudad. La ausencia de variedad se puede considerar un síntoma de la vulnerabilidad urbana. Por esta razón, es necesario transcender del concepto limitado y reducido de variedad urbana, al que habitualmente se recurre, más relacionado con la idea de mezcla de actividades y usos, o bien, con el sumatorio de diversidades parciales (similar al utilizado en Ecología) hacia un enfoque más complejo y global. Se trata de concepto relativo que depende de las configuraciones históricas y hace referencia al conjunto de elementos urbanos que posibilitan la satisfacción de los necesidades de los ciudadanos.
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