María Teresa Laespada Martínez
Los jóvenes de este principio de siglo XXI muestran características diferenciadoras importantes con generaciones precedentes. La más llamativa, si cabe, es el modo en cómo administran su tiempo libre y de ocio, así como todas aquellas actividades que se desarrollan en este tiempo. La mayor parte de las actividades de ocio que los jóvenes practican las realizan con sus amigas; alejadas de los escrutadores ojos del mundo adulto y de la mirada paterna, acuden a locales de hostería cuya pública es exclusivamente joven, escuchan música dirigida para jóvenes y utilizan el espacio de la noche para alejarse de un mundo adulta que rechazan a les disgusta. La noche es un momento casi "mágico" de libertad, donde los jóvenes se socializan sin la influencia del mundo adulta, sin sus normas y controles, se establecen vínculos interpersonales informales con un objetivo primordial: disfrutar aquí y ahora. El consumo de alcohol y otras sustancias psicoactivas se suele asociar a la noche como vehículo potenciador y facilitador de experiencias y sensaciones.
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