Tras la Guerra Civil, en España se establece un nuevo régimen, que tiene como eje central la figura de Franco. Dentro de la imagen que el franquismo quiso dar, jugó un importante papel, al igual que en todos los regímenes totalitarios, la imagen id alizada del hombre. Se hará una defensa de mito del hombre perfecto, que incluye lo corporal, aunque siempre estará más próximo a la imagen del caballero perfecto, del "monje-soldado", hecho de austeridad, de espíritu de sacrificio, pero también de impasibilidad ante la sangre vertida, que al modelo corporal desarrollado en el fascismo italiano y en el nazismo alemán. El deporte se deja en manos de un nuevo organismo que iba a ser una delegación o agencia de la Secretaría General del Movimiento Nacional, el único partido político permitido y una incómoda alianza de falangistas, monárquicos y carlistas. Su misión era usar el ámbito deportivo internacional para una exhibición de la virilidad y la furia españolas, lo mismo que habían hecho los regímenes alemán e italiano en la década de 1930-40. Se descartó, por tanto, desde el principio, toda posibilidad de que el deporte pudiera tener cierto grado de independencia respecto al nuevo poder político. En consecuencia hablar del culto al cuerpo, de deporte, durante el periodo franquista, resulta hablar de la adaptación de distintos modelos a distintas etapas y a las necesidades de un personaje muy concreto.
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