1889: la joven Dora, de dieciocho años, es llevada a la consulta de Freud en Viena. Tras unos meses el tratamiento es interrumpido por iniciativa de Dora y contra la opinión de Freud, que cree no haber tenido tiempo suficiente para aplicar la terapia. Lo que hoy hubiera sido la flagrante agresión de un pederasta, pasó entonces por un caso de histeria juvenil
© 2001-2024 Fundación Dialnet · Todos los derechos reservados