Roberto Bolaño concilió la épica con la poesía, convirtiendo al poeta en el centro de sus historias: el héroe, el villano, el vigía insomne, el detective salvaje, el ladrón del fuego. Calcinarse en su propia luz fue el destino de sus poetas narrativos. El autor de la monumental 2666, es revisitado por su amigo y reciente Premio Herralde de Novela
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