El triunfo de Michelle Bachelet en la segunda vuelta de las elecciones presidenciales chilenas abre la puerta para cuatro años más de gobierno de la Concertación, una exitosa alianza de partidos de centro-izquierda, liderada por el Partido Socialista (PS), el Partido por la Democracia (PPD) y la Democracia Cristiana (DC). Tras el ¿susto¿ de la primera vuelta, cuando Bachelet no ganó por mayoría absoluta y obtuvo menos votos que los partidos de la Concertación en las elecciones parlamentarias, el camino a La Moneda no fue sencillo. Sin embargo, gracias al esfuerzo de todos los partidos de la Concertación, al decidido apoyo del presidente Lagos y de su gobierno y al propio activo que aportó la presidenta electa, el triunfo fue categórico. Bachelet encontrará el 11 de marzo, cuando asuma la presidencia, un país en una situación económica privilegiada, especialmente si se mira con atención lo que ocurre en el vecindario, aunque con problemas sociales que deben ser atendidos. A ellos deberá atender Bachelet después de configurar, en los próximos días, el equipo de ministros y asesores que la acompañará en la próxima andadura. Pero sus problemas no acaban ahí. La situación de Chile depende también de su inserción regional y por ello el nuevo gobierno se plantea un esfuerzo adicional en esta materia.
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