Miguel Ángel Sastre Castillo, Ignacio Danvila del Valle
Poca gente duda de la trascendencia de la formación en la empresa como forma de generar capital humano que repercuta en su competitividad, sin embargo la medición de la actividad formativa plantea importantes problemas aún no resueltos. Para superar las limitaciones de las medidas unidimensionales, el presente artículo defiende una metodología para medir el esfuerzo en formación, a partir de tres dimensiones: los cursos de formación impartidos, el número de horas presenciales anuales y el esfuerzo inversor anual en formación por empleado.
La investigación se ha validado, realizando un estudio empfrico sobre una muestra de empresas de seguridad privada, que desarrollan su trabajo en España.
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