El proceso por el cual, a lo largo del siglo XVII, muchos cristianos nuevos de origen ibérico se integraron en el judaísmo normativo (dando origen al fenómeno que se ha dado en llamar de los "judíos nuevos") ha sido muy estudiado. Sin embargo, han merecido menos atención los casos de cristianos viejos que se integraron -siquiera fuera temporalmente- en las comunidades judías en el exilio. En este artículo se analiza el testimonio de un joven cristiano viejo portugués, que vivió como judío en la comunidad de Hamburgo y en 1623 se presentó voluntariamente ante la Inquisición de Venecia; su caso ejemplifica la complejidad de las relaciones entre judíos, cristianos nuevos y cristianos viejos, y la propia diversidad interna de las comunidades sefardíes.
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